Llegando a Puebla, el primer lugar que visitamos, fue el Convento de Huejotzingo, el cual, como vimos en clase de historia, contaba, con varias esquinas, una sala abierta y una cerrada.
Contaba con dos pisos, en los cuales una parte era donde los padres o curas, era donde dormían, al rededor de unos cinco cuartos, no tan grandes, que solo disponían de una cama y una mesa pequeña, en la cual, ocupaba mayor espacio una figura católica; eso era en el 2do piso. También tenían varias pinturas del periodo evangelista, representaciones de curas y ciertos personajes.
En el 1er piso, se encontraba una fuente, llena de monedas, un pequeño centro, en el cual mis compañeros tomaron su punto más alto, como blanco para las monedas, en lo que le sigue, había menos salas, los pasillos eran llenados con pinturas, también se hace notar el comedor, con varias mesas, con sillas pegadas a la pared, recreando el ambiente, que pudieron haber vivido, los habitantes del convento; vasos, cubiertos, todo estaba ahí, representando una comida.
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